Visitar Oaxaca y no ir al mercado de Tlacolula un domingo,
es no conocer la ciudad y su gastronomía. Los colores, sabores, olores y
texturas son toda una tradición de muchos
años.
Lo primero que puedes ver al llegar frente a la iglesia en el mercado son las artesanías Oaxaqueñas, jícaras en su color natural, pintadas, grabadas; instrumentos de madera, huajes, estropajos naturales, alebrijes, mezcales, cremas de sabores y café.
Sigues caminando e ingresas a una sección enorme y techada en donde la variedad de sabores y olores te sorprenden al ver tantos y tantos puestos de carne listos para llegar y pedir. La cecina secándose en la parte superior de los puestos, el chorizo colgando del lado izquierdo y del derecho, los enormes trozos de chicharrón son la delicia del lugar. Los techos se encuentran llenos de papel picado de todos los colores con figuras de flores, calacas y soles.
Después de comer una rica carne pasamos a las panaderías. Más de 30 panaderías instaladas en el mercado en donde puedes encontrar bolsas con panes ya listos para llevar o varios estantes de madera en un solo puesto con quequitos, cuernitos, conchas, bolillos de distintos tamaños y las señoras en el suelo vendiendo en una canasta la tradicional tlayuda.
Gran variedad de tomates, de distintos tamaños y variedades llaman la atención de los turistas que sólo conocemos pocas variedades. Los quelites y las flores como la de frijolón, la de cacao, son la delicia de los residentes.
La última sección del mercado es la más increíble en donde puedes encontrar guajolotes, patos, conejos, gallinas, pollos y todos vivos listos para llevar a casa y preparar algún exquisito platillo fresco.
El mercado de Tlacolula es uno de los mercados más grandes del país y que sigue guardando todas aquellas tradiciones que nuestros antepasados acostumbraban. Si tienes tiempo de visitar Oaxaca y quieres vivir una experiencia gastronómica o simplemente cultural no lo dejes pasar.

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